miércoles, marzo 03, 2010

Y que conste que éste post no es una queja.

Bueno, pues primero que nada una disculpa por el inmisericorde abandono del blog, pero mi vida ha sido toda una telenovela venezolana estos últimos días. Les cuento: Resulta que la semana pasada me salí de casa de mi prima, viví en un motel 72 horas y después de mucho buscar me mudé al barrio hippie de San Francisco con dos roomates gays, uno de los cuales se dedica a cultivar y vender mota. No tengo cama todavía, ni cortinas por cierto y tampoco internet, el cual se supone me instalan más tarde (espero). Mi ropa está toda regada en el piso, me urge sacar un sillón viejo que me dejaron adentro del cuarto el cual no cabe por la puerta y que está lleno de pelos de gato. Sobra decir que mi surfer es alergiquísimo a los gatos y que si el sillón no sale él no puede entrar. Great.

A veces creo que me acostumbré demasiado a las relaciones donde todo eran pedos, frustraciones, celos y discusiones, y ahora todo es tan tranquilo que hasta se siente raro. Se siente tan raro que ni siquiera sé que pensar, como que yo insisto en enamorarme perdidamente y sentir que me quiero cortar las venas con galletas de animalitos cada cinco segundos, pero con el surfer todo ha pasado tan natural que ni pretextos me da para llorar quedito en las noches. ¿Acaso estoy loca? ¿necesito ayuda profesional? ¿unas vacaciones?... Tengo miedo de decirle que ya como que lo quiero. Pienso eso y me entretengo un rato haciéndome chaquetas mentales de que quétalsiesto pero quétalsiaquello. Luego me acuerdo de él en su wetsuit y todo está bien otra vez. Creo que soy bipolar.

Le voy a decir a mi roomate gay que se moche con un poquito de su última cosecha, a ver si se me pasa lo chipil.

4 comentarios:

Xenomorph dijo...

Definitivamente cambios en rutina, de lugar, de modus vivendi y demás, ocasionan una pérdida de balance que te hace pensar si realmente te saliste del camino. La verdad es que no te has salido, sino que ahora tiene un pavimento distinto que te hizo perder balance. Si viene con baches, evítalos; pero si es un pavimento nuevecito... aprovecha, agarra vuelo y disfruta de la velocidad.

Quien sabe cuando tendrás que volver a tener otro cambio...

Vain¡lla dijo...

Xenomorph: Qué difícil es volver a escontrar estabilidad cuando absolutamente todo tu entorno cambia de buenas a primeras. Y yo que a veces enloquezco sin razón, pues si me dan razones, pior tantito. Pero bueno, tienes razón. Lo que me queda es disfrutar mientras las cosas se acomodan solitas...

Leo dijo...

Lo que no está bien es que ahora resulta que existe un perro que sí te gusta.

Muy mal.

Vain¡lla dijo...

Jajaja me gusta porque parece gato, está todo esponjado y no huele feo.