miércoles, agosto 25, 2010

Amsterdam #71.

Mi corazón está ocupado. Y yo espero.

Traigo una botella de vino encima. Se supone que no puedo tomar ni una gota de alcohol mientras estoy tomando Tafil, pero fuck that, la ocasión lo ameritaba. Hacía años que no lo veía; años. Y él, que fue quizás el más grande crush que tuve en mis juventudes (ja!), me hablaba de su trabajo, de sus aventuras y de su próxima boda. Bo-da. Y yo que estaba tan perdidamente enamorada de él precisamente porque pensaba en aquel entonces que el maldito infeliz era uno de esos que iba a ser libre siempre: libre de corbatas, libre de celulares, libre de tradiciones... Creo que fue a la tercera copa que descubrí un poquito de esa libertad existiendo todavía dentro de él, esforzándose por rebelarse a pesar del traje, la Blackberry y la corbata azul. Acabando de comer, ya en el café y después de contarle todas mis recientes tragedias, extendió su mano y me regaló un billete de Brasil, quesque pa' la buena suerte. Le dije que antes de regalármelo lo cargara de buenas vibras, y entonces lo puso entre sus dos manos, cerró los ojos y después de unos segundos me lo entregó de nuevo, diciéndome: ahora sí guárdalo, que va con las mejores vibras. El dinero llega si lo buscas; en cambio, el amor es al revés.

Y mientras me abrazaba despidiéndome en el sitio de taxis, supe que él hubiera dado lo que fuera por alargar ese momento, por regresar el tiempo algunos años, por desabrocharme la blusa despacito. Y yo quizás por contarle los lunares de la espalda donde me entretenía horas, asegurándome de que no me faltara ninguno. Peeeero los años son culeros, los fantasmas demasiado vivos y las circunstancias no perdonan nunca. Y si hubiera sido un poquito más valiente, quizás le hubiera dicho (aunque sospecho que ya lo sabe), que es una verdadera lástima que ambos nos hayamos llegado tan demasiado tarde.

Él se casa en diciembre. Y yo tengo un billete de Brasil en la cartera y el corazón ocupado, en espera, como en coma inducido; rezando para que el tiempo, por primera vez, trabaje a mi favor.


Síp, yo aquí sigo, llorándote con lágrimas de vino tinto, agua de mar y Tafil.


Próximamente: la historia del bombón escocés.

martes, agosto 24, 2010

¿Somos hombres o... ardillas?

Como muchos de ustedes ya saben, soy, he sido y seré fan de Hanson toda mi vida. O bueno, desde que tenía quince, pues, y considerando que el día de hoy tengo casi (hágase énfasis en el CASI) el doble de edad, pues se puede decir que ya llevo un buen rato babeando cada vez que veo a Taylorpapacitomirey, o que un gritito de fan adolescente quiere salir de mi garganta cada que escucho alguna de sus canciones, o que compro boleto de primera fila para sus conciertos cada que tengo la suerte de que anden por donde yo en ese momento. Pero bueno, ese no es el punto de este post. El punto de este post es que ayer tuitée (sp?) lo siguiente:

¿Cómo es posible tanta hermosura y tanto talento junto en un sólo güey? (link de un video que les dejo al final)

Y entonces, un follower al que yo no sigo me contesta:

pus porque es putote.


...


Ok, buena explicación, querido follower al que no sigo. ¿Eso quiere decir que los tipos guapos y talentosos a huevo tienen que ser putos? ¿por qué? ¿es como una regla general o algo así de la cual yo no me había enterado?... ¿O es acaso que la mayoría de los hombres son tan inseguros que no pueden aceptar que un tipo bendecido por la genética tenga, aparte, mucho talento y miles de mujeres gritando cada vez que emite algún sonido, mueve una ceja o parpadea?... Porque me puedes argumentar que no te gusta su música, y es más, si sabes de música, hasta me puedes explicar por qué las canciones de Hanson apestan y yara yara. Pero de que el tipo es guapo, talentoso, y aparte (me consta) buen pedo; lo es. Si es puto o no, qué más da, de todas maneras sigue haciéndome chambas buenísimas en todas mis fantasías. Lo mismo pasa con Zac Efron, Chace Crawford, todos los bonitos famosos. Lo mismo pasó con Leonardo DiCaprio en su época titanesca: en cuanto se le quitó lo bonito, los hombres dejaron de decir que era puto. Curioso fenómeno, digo yo.

Así es que, hombres de este mundo, cada vez que nos dicen que algún guapo que nos gusta es puto, los que quedan mal son ustedes. News flash: A nosotras no nos va a dejar de gustar el guapo en cuestión y, en cambio, ustedes quedarán como unos ardidos.

Gracias por su atención.



P.D.- Les dejo el video, por si lo quieren ver. Esa canción me hace llorar. La frase con la que empieza, well I just can't seem to pity 'cause my heart's to numb to feel, and the smile does all the talking, though the pain is all that's real... ¿Quién no se ha sentido así?

P.D. #2- Te amo, Taylor Hanson.

miércoles, agosto 18, 2010

Post en copretérito.

Podría contarles del viernes pasado que me fui de antro con mi mejor amiga después de cinco años de no hacerlo, o podría tal vez contarles que sigo llorando todas las noches antes de dormir, pero pa' qué, si creo que ya se lo sospechaban. Podría contarles de las ganas que tengo de irme a la playa pero del poquísimo dinero que tengo para hacerlo, o también podría hablarles de mis clases de yoga y de cómo es que ya me volví fan y ya me creo mucho nomás porque al final de la clase ya me sale el "Namaste". Podría contarles que el domingo pasado fui, después de lo que parecieron décadas, un poquito feliz gracias a un bombón con acento inglés que me llevó a comer a La Cervecería y al cual despedí en la estación Centro Médico pa' que con toda la tristeza del mundo se regresara a su país que me queda del otro lado del océano y del corazón.

Pero ya les contaré de todo esto, quizá, en alguna otra ocasión. Por ahora me gustaría nomás que vieran mi recién estrenado book, que más que book es sólo un tumblr con la recopilación de las cosas que he hecho durante años. Y es que la programación de la página, así como muchas otras cosas, me la quedaron a deber. Whatever. Aquí está la dirección:

worales!: my design and illustration book.


Comentarios gratamente apreciados.

miércoles, agosto 04, 2010

Azotadísima.

Como si no fuera suficiente con todo lo que me ha pasado últimamente, ayer me caí. Sí, me caí, ríanse todo lo que quieran, me lo merezco porque mi caída fue una de las caídas más imbéciles en la historia de las caídas imbéciles, y a pesar de haberme partido toditita mi madre, debo aceptar que lo que más me dolió fue el orgullo. Fuck you, life, fuck you.

Teniendo un récord de más de diez años de feliz coordinación motriz, ayer en la mañana me caí. Iba corriendo, pise lodo, se me resbaló el pie y me partí toda la madre. Me raspé la rodilla, me torcí horrible la mano izquierda con todo y moretón incluído, me abrí la ceja y traigo el ojo morado. Bien sexy, ya lo sé. Ahora ando toda jodida y no me puedo ni mover.
Osea neta, ¿qué más quieren de mi?...

Resumo mi patética existencia diciendo que aún después de la caída, sigo estando mucho más madreada de adentro que de afuera.


Lloraría, pero me arde un chingo.