domingo, octubre 31, 2010

Death and taxes.

En el camino del cementerio se encontraron dos amigos.
- "Adiós", dijo el vivo al muerto.
-"Hasta pronto", respondió el muerto al vivo.



Y se nos fue octubre rapidísimo y entre los dedos. Este año no pusimos ofrenda; en esta familia poco a poco se nos van acabando las tradiciones. Me acuerdo que antes había una calaverita de azúcar con el nombre de cada uno, papel picado, adornos, veladoras, comida y la foto del bisabuelo. Debo de confesar que yo desde chica he tenido una fascinación extraña con la muerte. Me quedaba viendo la flama de las veladoras por horas y me acordaba que alguien me había dicho una vez que el humo al elevarse hace figuras tan bonitas porque ocupa el espacio entre los espíritus que flotan entre nosotros. Entonces les sonreía a los espíritus y me daban ganas de bailar así yo también. Siempre me he preguntado cómo me recordará la gente que me quiere y por cuánto tiempo, si habré dejado alguna marca en la vida de alguien que a lo mejor ni me imagino, quién irá a mi funeral y qué anécdotas platicarán sobre mi y quién habrá de ir a regar mis cenizas en el mar donde me quiero quedar para siempre. Una parte de mi siempre ha sabido que ha de ser mejor estar muerto que vivo, porque se está sin estarlo, porque uno se queda en las partes que más le gustaron, y porque se está más cerca de la gente que uno quiere; exista algo en el más allá o no. La verdad, no me da miedo la muerte, al contrario. Me da miedo la forma en como me vaya a tocar morirme, eso sí. Quizá por eso siempre he querido ser yo la que escoja, pero esa es otra historia.

Es curioso como muchas culturas y religiones coinciden en éstos días para celebrar a sus muertos. Dicen que es porque los vientos soplan más bajo y eso acerca a los espíritus. Quién sabe. Yo sólo sé que aunque no hayamos puesto ofrenda este año, no quiere decir que no recordemos a nuestros muertos tan vivos como siempre. Yo sé que Lala andará por aquí buscando sus nueces y pasitas por los rincones donde las escondía para que mi mamá no la regañara por comer tantos dulces, regará sus geranios que ya no existen y le cambiará los vestidos a sus muñecas viejas. El abuelo dará dos timbrazos, refunfuñará quizá porque no le dejamos su comida favorita, y desde ahí me mirará con sus ojos de ternura y me acariciará la cabeza antes de irse.

No los olvido nunca por que los traigo siempre en el corazón.
Feliz día de muertos.

... y hasta pronto.

jueves, octubre 14, 2010

Pa'l diccionario urbano.

Tuve yo un ex-novio hace no mucho (pero tampoco tan poco) bastante nefasto. Empecé a andar con él porque acababa de terminar con un chavito al que quise mucho y pues él ahí andaba bien puesto. Por alguna extraña razón, terminó siendo mi relación más duradera hasta la fecha, y también me atrevería a decir que la peor. El tipo era de lo más patán, un niño consentido que no sabía vivir sin marcarle al nextel a su papá para preguntarle hasta qué calzones se debía poner cada día, farol, malacopa, lucidito, y por si esto fuera poco, ni siquiera estaba guapo.

Pero bueno, una es tonta y se enamora o se clava o se aferra o se acostumbra, y hasta acabé viéndolo con ojos de amor. El día que por fin tronamos mi familia me confesó que lo odiaban. Sobre todo mi hermano. Yo no sabía porque cada vez que el susodicho iba a mi casa, mi hermano se hacía güey y lo aguantaba, pero ese día me dijo que cortar con él era lo mejor que había hecho en la vida, que le cagaba la madre (mi hermano suele usar muchas palabras altisonantes), que era el pendejo más pendejo que había conocido y que sobre todas las cosas daba gracias a Dios porque le caga que las personas lo toquen y lo abracen y como éste ex-novio pensaba que todo mundo lo quería se la pasaba dando abrazos de poser.

Y bueno, el caso es que ahora cuando llega a salir en la conversación, mi hermano se refiere a el como "el pendejo" o "el poser". Y no hay otra palabra que lo describa mejor. Por eso me dio mucha risa el comentario del ninja peruano del otro día que platicábamos:


- Oye, ¿vas a ir al Corona Capital?
- Nah, ahora a esos eventos va puro pendejo que se siente hipster, qué hueva. Va a estar lleno de Brunos...


Reí horas. De ese momento en adelante "Bruno" se convirtió en un nuevo término para el diccionario urbano. Algo así como "hacer un Homero"...



Y sí, ya lo balconée, ni modo. Meh, si no no iban a entender mi punto...