martes, noviembre 01, 2011

Mis muertos vivos.

Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto.


Lala y abuelo, no dejen de visitarnos hoy en la noche. Con todo el cambio de casa y los pleitos y el reacomodo este año no les pusimos ofrenda, pero eso no quiere decir que no nos acordemos de ustedes. Lala, no extrañes la casa. Tú te veniste con nosotros y todos nuestros recuerdos también. Las navidades, las muñecas, tu máquina de coser y el olor de tu cuarto; los colores de la colección de tus telas y el sonido de tus pantuflas cuando nos decías hasta mañana y te ibas a dormir. Abuelo, también tu recuerdo se mudó con nosotros. El sonido de tus dos timbrazos, la sonrisa que me ponías en los labios cada domingo cuando me traías mi queso doble crema y todas tus respuestas correctas cuando jugábamos maratón. Cuídenme a mi Morris y al Zamora, les han de estar haciendo compañía. No tengo veladoras para mostrarles el camino a la nueva casa, pero sé que ya lo conocen y que andarán por aquí de visita en la noche. Ah, y no se les olvide darme un beso antes de irse. Los extraño no sólo hoy sino todos los días, y hasta donde anden les mando, como siempre, todo mi amor.

Nos vemos pronto.

Feliz día de muertos.

3 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

Que buen escrito. También soy asiduo a recordar a los que ya partieron, y hablarles.

Vain¡lla dijo...

Muchas gracias!
Supongo que nuestros muertos nunca se acaban de ir, y me gusta pensar que cuando andan por aquí les gusta que les hablemos.

un beso!

Vain¡lla dijo...

Gracias a ti por el comment, te espero más seguido por acá eh????