martes, junio 15, 2010

A quién corresponda:

No sé en qué parte del camino me hicieron tanto daño. No sé bien cuándo fue que me enseñaron a querer con cuidado, a medir cada paso, a pensar cada palabra. No me gusta ésta yo que soy toda remendada, llena de costuras visibles y mal hechas.

Queridos fantasmas personales: déjenme en paz por favor, acaben de largarse todos de una buena vez, llévense sus maletas de recuerdos, sus traumas que me obligaron a cargar durante tanto tiempo, su pinche polvo que me nubla la vista. Llévenselo todo, háganse una venta de garage, tírenlo a la basura, anúncienlo en clasificados, lo que quieran pero saquen todas sus porquerías de aquí, yo ya no quiero nada. Llévense lugares y esquinas y frases trilladas, engaños, mentiras, desilusiones y pretextos. Váyanse, lárguense a la chingada todos. Todos, el primero, el último y los de en medio; déjenme vivir con mi presente, bórrenme la memoria, y les regalo de pilón mi corazón madreado sin gastos de envío.

Váyanse, no quiero verlos. Y cierren la puerta al salir, si me hacen el favor.


Qué pinche difícil es la vida cuando anda en sus días y se empeña en meterte el pie cada paso que das.

martes, junio 01, 2010

Y volver, volver, volver...

Se me escurre una lagrimita por los recuerdos que me llevo (todos, toditos, los de la playa, los de los días llenos de niebla, los que se huelen, los que suenan todavía en mi cabeza, los que me hacen sentir este vacío en mi corazón de pollo, todos) y otra por las ilusiones que dejo (las que jamás se cumplieron, las que dejé en la cama inflable que me prestaron, las que se me fueron por entre los dedos por tener las manos frías y las que nomás me imaginé que, por alguna razón, ahora sí me iban a ser concedidas...)

El nudo que tengo en la garganta es tan grande que no me deja respirar. Me duelen las entrañas, los ojos, hasta el pelo.
Y no puedo hacer más nada que treparme en un avión, con todas mis esperanzas apretadas en el puño.

Cuéntenme un cuento con final feliz.